Este proyecto tiene como objetivo documentar fotográficamente la escena del metal moderno y el hardcore punk en España, así como sus conexiones con otras subculturas afines como el punk, el skate, el tatuaje o la comunidad “friki”. A través de esta aproximación visual y sociocultural, se busca retratar una comunidad diversa, creativa y cohesionada que, pese a haber sido históricamente asociada a la masculinidad, la violencia o el satanismo, encierra en realidad un profundo sentido de pertenencia, camaradería y expresión colectiva.

El trabajo pretende evidenciar cómo ciertos elementos estéticos, espacios y rituales —como los conciertos, el “pit” o el mosh— actúan como símbolos de identidad compartida y refuerzan la conexión emocional entre sus integrantes. En estos contextos, el cuerpo y la música se convierten en medios de comunicación y liberación, transformando la energía y la intensidad física en una forma de catarsis colectiva y resistencia cultural frente a la homogeneización.

Asimismo, el proyecto aborda las tensiones de género dentro del metal, especialmente en subgéneros como el thrash, donde aún persisten representaciones tradicionales o sexistas, en contraste con otras corrientes más inclusivas como el metalcore, donde la presencia femenina en el escenario y en el público es cada vez más relevante, con referentes como Jinjer, Spiritbox, Entheos o Arch Enemy.

Desde una perspectiva territorial, se busca también visibilizar la diversidad de las escenas locales españolas, saliendo del centrismo madrileño para explorar cómo funcionan y se interrelacionan las distintas comunidades a lo largo del país. Esta mirada descentralizada permite comprender cómo se configuran las redes de producción, distribución y consumo cultural, y cómo dialogan con lo internacional.

En conjunto, el proyecto aspira a reivindicar el metal y el hardcore como parte del patrimonio cultural contemporáneo, reflexionando sobre su papel en la construcción de identidades, la cultura digital y las nuevas formas de participación cultural. Al mismo tiempo, busca fomentar una mirada más inclusiva y crítica en el periodismo musical, ampliando la conversación pública sobre la diversidad de expresiones artísticas y subculturales presentes en la sociedad actual